Los neurotransmisores cerebrales funcionan mejor cuando la dieta es balanceada, equilibrada y sana, y favorece a que los chicos aprendan más.
Pro-Salud News
Las comidas saludables ayudan a que los chicos se concentren más en la escuela, favoreciendo el aprendizaje. Esta capacidad que poseen determinados alimentos estaría vinculada con la posibilidad de estimular los neurotransmisores cerebrales.
Ésta es la principal conclusión a la que arribaron los profesionales del Sistema de Salud de la Universidad de Michigan en Estados Unidos que, liderados por la médica nutricionista Catherine Kraus, analizaron cuáles son los factores que deben considerarse a la hora de elegir alimentos saludables para los niños.
Para que puedan almorzar en la escuela, se recomienda enseñarles desde chicos qué alimentos elegir.
Desde hace algún tiempo se discute en nuestro país la puesta en marcha de una política sanitaria y de alimentación por la cual las escuelas estén obligadas a ofrecer a los chicos alimentos saludables, en lugar de las conocidas y calóricas golosinas.
Si bien en algunas instituciones esta modalidad se cumple pasando a ocupar un rol preponderante en los comedores y bares las ensaladas, las frutas y los sándwiches de verduras; en otros centros educativos la transformación aún no se ha cumplido del todo.
En el caso del estudio-informe, los investigadores estadounidenses se encargaron de asegurar que "lo más importante es que los padres se preocupen por los alimentos que sus hijos consumen pero que, además, les den el ejemplo optando ellos también por comidas más sanas y nutritivas".
"Es muy importante prestar atención a la alimentación pues la niñez es una etapa crucial en la cual tanto el organismo como el cerebro se están desarrollando y debemos darles 'combustible', principalmente con buenos alimentos. Pero la realidad es que los padres no pueden estar constantemente viendo qué comen y cuánta cantidad los chicos. Por eso hay que trabajar sobre la educación para ensañarles a cuidarse, ser inteligentes y adoptar hábitos moderados y saludables desde pequeños. Eso comienza cuando la familia se sienta a la mesa y ellos pueden ver que tanto su mamá como su papá comen lo mismo", señaló la doctora Kraus.
"Comer en familia es un excelente hábito que sirve no sólo para ver cuáles son los hábitos que están incorporando los chicos sino para ponerse al tanto de las cosas que comen en el colegio y la actividad física que están realizando. Dentro de este punto, cabe destacar que lo mejor sería apagar el televisor para favorece el diálogo y evitar distracciones", puntualizó el doctor Alberto Cormillot, médico especialista en nutrición, director del Instituto Argentino de Alimentos y Nutrición (IAAN).
Recomendaciones básicas
A fin de poder elaborar una rutina saludable, los responsables del Sistema de Salud de la mencionada universidad afirmaron que "lo primero que no puede faltar en un plan de alimentación es el desayuno. Está comprobado por diversas investigaciones que los chicos que se saltean el desayuno presentan un rendimiento escolar diferente a aquellos que se sientan aunque sea un rato y comen algo".
Entre los alimentos recomendados para la primera comida del día se cuentan los cereales, los panes, las frutas enteras (no jugos), los quesos, los yogures y la leche.
En cuanto al mediodía -dado que por lo general los chicos de primaria y secundaria hacen esa comida en el colegio- lo recomendable es recurrir a las viandas para evitar que compren en el restaurant, bar o buffet.
"Una buena opción es mandarles pescado, pollo y ensaladas como acompañamiento. Para tentarlos es ideal intercalar verduras de diferentes colores y tamaños. Lo mismo sucede con la fruta que puede ser un excelente postre. Es mejor elegir dos pequeñas y diferentes. En cuanto a las bebidas, es mejor optar siempre por las light o bien agua con o sin gas", enumeraron.
Con respecto a la cena, si los chicos comieron pollo, pescado o carne al mediodía, el equipo de la doctora Kraus sugirió optar por la pasta o las tartas a fin de equilibrar el consumo de proteínas con el de hidratos de carbono.
"En general es importante llevar adelante una dieta baja grasas saturas dado que éstas elevan los niveles de colesterol malo o LDL. Sin embargo, en la etapa que va de los 10 a los 17 años, no es la mejor opción pues las hormonas sexuales se generan en base a moléculas de colesterol con lo cual podría afectarse el desarrollo. Sabiendo estas cosas se pueden planificar e ir elaborando combinaciones diferentes para aprender a cuidar la salud desde pequeños", refirió el doctor Alfredo Lozada, médico cardiólogo.
"Cuando los chicos consumen alimentos de alto contenido calórico y que poseen mucho azúcar experimentan una especie de colapso que los hace sentirse cansados y 'pesados'. Eso va en detrimento del rendimiento escolar. Sobre todo si pensamos en aquellos que asisten a escuelas de doble escolaridad en las cuales durante la tarde tienen asignaturas para las que deben estar 'despiertos' y atentos. Eso, según el almuerzo que hayan tenido, puede resultar una misión imposible", consignó la doctora Kraus.
"Del mismo modo, la cena también afecta porque si el niño quedó satisfecho pero no se siente sobrecargado, podrá descansar mejor y más relajado, condición que favorece notablemente su rendimiento al día siguiente", concluyó la especialista.
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