viernes, 16 de agosto de 2019

.Antropología de la industria alimentaria.


La antropología es una ciencia social influyente en todos y cada uno de los aspectos de la sociedad. Por su holismo y complejidad es una base firme para un correcto análisis sea cual sea el campo en el que nos situemos, aunque históricamente se haya considerado a la antropología como complemento en el estudio de ciertos fenómenos que eran legitimados por otras disciplinas. Es el caso de la relación y vínculo que hay entre antropología y alimentación.

La alimentación ha sido trabajada principalmente desde el ámbito de la salud. Pero hoy atendemos a una realidad, y es que la alimentación ha pasado de ser un ejercicio biológico para cubrir unas necesidades básicas a formar parte de todo un entramado social. Los trabajos desde la Antropología de la Alimentación o la Antropología de la Nutrición sirven como claros ejemplos. La antropología muestra como no comemos lo que comemos solamente para saciar nuestra hambre o para adquirir el número indicado de calorías diarias para un correcto funcionamiento de nuestro organismo. No hay casualidad en el interior de nuestras neveras ni sobre nuestros platos, como tampoco la hay en el lugar donde invertimos nuestro dinero destinado al consumo de alimentos, ya sea haciendo una compra o a la hora de elegir el restaurante, bar o local de ocio para disfrutar de una comida.

“Comer es la necesidad más básica que conocemos los seres humanos y supera en importancia y urgencia al impulso sexual” (Audrey Richards, 1932)

La Antropología de la Alimentación tiene su origen, como todo o casi todo estudio dentro de la disciplina, en la investigación a partir de sociedades distintas a las de la propia persona investigadora. Por citar algunos trabajos pioneros encontramos el de la antropóloga Audrey Richards, considerada como la fundadora de la Antropología Nutricional. En sus trabajos con la población Bantúe y en concreto en su obra Hambre y trabajo en una tribu salvaje estipula que “comer es la necesidad más básica que conocemos los seres humanos y supera en importancia y urgencia al impulso sexual”. Hace décadas que la antropología comienza poco a poco a mirarse desde adentro y a encontrar la extrañeza y el interés por la observación y el análisis de las mismas sociedades en las que habita. Situándonos en el contexto actual, donde las fronteras en función de los capitales cada vez son más porosas, la conexión local-global es una realidad presente en todos nuestros hábitos y concretamente en el ámbito de la alimentación. Y es que en tiempos de globalización, el capital no tiene nacionalidad.

Antropología de la alimentación


Pero ¿de qué hablamos cuando hacemos mención a Antropología de la Alimentación o Antropología de la Nutrición? Podría decirse que hacemos referencia al poder de interpretar la alimentación en un sentido más amplio, visibilizando los factores que influyen en nuestros hábitos, decisiones y actuaciones, así como la importancia del contexto en el que pongamos la mirada para entender las distintas trayectorias. Formulada a modo de interrogación en clave antropológica, podríamos partir de la siguiente pregunta: ¿Qué dice de nosotros lo que comemos? Aplicar la antropología al campo de la alimentación ha sido clave para revelar la importancia de la misma en nuestra identidad, en nuestra salud, en nuestra relación y pertenencia a un grupo, a un estilo de vida, a una filosofía o a un posicionamiento político, entre otras muchas variables.

Obras como la de Mabel Gracia: Paradojas de la Alimentación Contemporánea (1996) o Comemos lo que Somos (2015) son claros ejemplos de la aplicación de la disciplina a la investigación. Y muestran perfectamente que una antropología aplicada en materia alimenticia es clave para entender el fenómeno en las coordenadas actuales en las que se sitúa, revelando su vínculo con la economía, la clase social, las políticas públicas, el género y todos los sectores en los que se encuentra presente.

La presencia de la antropología en la biomedicina y la ampliación del análisis:
La inclusión de la perspectiva etnográfica en discursos en torno a cuestiones alimenticias ha marcado un antes y un después, aportando una diversidad interpretativa, en campos tan complejos y centrales en las sociedades modernas como son los conocidos como Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA). Desde la biomedicina, los aspectos socioculturales de las personas que presentan síntomas que se relacionan con este tipo de conductas a menudo no están presentes en los diagnósticos. Esto ha perpetuado una deficiencia en las explicaciones y por tanto en el modo de abordar la cuestión, reduciéndola a un estatus de enfermedad y responsabilizando de forma directa a la persona como sujeto individual.

La antropología propone ampliar la mirada y el análisis para abordar estas situaciones desde un campo en el que estén presentes los distintos espacios relacionales de la persona, articulando sujetos, contextos y situaciones políticas y socioeconómicas. Hilando y situando no solo a la persona y su relación con la comida, si no a la cuestión de la comida dentro de la sociedad. Así, la antropología ha hecho una revisión de las carencias que presenta una sociedad de la opulencia en materia alimenticia, descifrando cómo es posible que un momento en el que se cuenta con una producción y un cuasi ilimitado acceso a los productos alimenticios, haya personas que opten por no comer o comer de un modo dañino para su salud. Para comprender cómo es posible esta variedad de productos y esta abundancia derivada de un sistema agroalimentario que produce a gran escala y a un coste cada vez menor, hay que enfocar el análisis también en las personas encargadas de satisfacer y llenar nuestras neveras y en los pueblos que sostienen en sus suelos y fábricas partes de la cadena de producción. Además, las cadenas de alimentación nos reportan información clave para el análisis de los desplazamientos de personas y movimientos migratorios en las últimas décadas

Como vemos, hablar de alimentación y antropología es hablar de un conjunto infinito de situaciones, problemáticas y cuestiones que enlazan las unas con las otras. La perspectiva y el análisis antropológico son útiles y necesarios en todas las escalas del sistema alimenticio. Y lejos de ser una novedad, corresponden a una disciplina asentada que debe verse como un reclamo necesario.

Gracias y buen provecho. Salud y buenos alimentos.

 https://blog.antropologia2-0.com/es/antropologia-en-la-industria-de-alimentacion/?fbclid=IwAR01PQuYZ7mncKFn9cJnyJ-Y-pEUQDZ0h74njgex-61loylqK7DiZikQuTs

Referencias:

Wilfred Mintz, Sidney (2003). Sabor a comida, sabor a libertad. México: La Reina Roja, S.A
Gracia, Mabel (1996). Paradojas de la alimentación contemporánea. Barcelona: Icaria.
Gracia, Mabel (2015). Comemos lo que somos. Reflexiones sobre cuerpo, género y salud. Barcelona: Icaria.
(TCA) Son las siglas utilizadas para nombrar los Trastornos de Conducta Alimentaria.

.Neocócteles:Cócteles sin azúcar añadido.




En estos últimos años el azúcar ha sido demonizada a unos niveles insospechados. Siendo ahora el enemigo número uno en la dieta occidental.  Hoy en día, está demostrado que consumir una gran proporción de azúcar en nuestra dieta, es el causante de tener problemas de sobrepeso, así como otros problemas de salud.

Esta demonización del azúcar está detrás del aumento en el consumo de edulcorantes artificiales, por ejemplo, en las bebidas.

Dicho esto, es interesante mostrar para la elaboración de bebidas una serie “sustitutivos” al azúcar blanco, como son los edulcorantes artificiales. La sacarosa es otro sucedáneo para este tipo de bebidas, la cual es una combinación de glucosa y fructosa, por medio de jarabe simple, gomme o jarabes con sabor.

Para lo más ecos, un ingrediente natural para reemplazar el azúcar sería desde la miel y el agave hasta la stevia, regaliz o incluso glucosa. Aquí algunos ejemplos:

Sirope  de Arce
Hecho de la savia del xilema de un árbol de arce. El jarabe de arce tiene un sabor menos dulce que el azúcar blanco. Ideal para espirituosos más oscuros, como el bourbon, el whisky o el ron.

Un producto casi en su totalidad de Canadá con diferentes grados y podemos encontrar notas pesadas de vainilla derivado de la vainillina por lo que es ideal para cócteles con Bourbon o Tennessee.


Néctar de agave
Su dulzura relativa es más alta que la del azúcar blanca. El néctar de agave funciona muy bien con bebidas a base de mezcal o tequila. Quién no ha disfrutado con el clásico moderno Tommy´s Margarita.


Miel
La miel tiene casi la misma dulzura que el azúcar blanca. Producido por las abejas de miles de variedades diferentes  de plantas por lo que hay diferentes perfiles de sabor. Miel de acacia, azahar, brezo…

La miel diluida con la misma cantidad de agua ayudará a conseguir un buen sirope que podrá diluirse sin problemas en los cócteles. Podemos disfrutar de un buen Penicillin donde la miel es uno de los protagonistas.


Stevia y regaliz
El edulcorante sustitutivo de azúcar más conocido es la stevia, que se deriva de las hojas de la planta de dicho ingrediente. Siendo su poder de dulzor infinitamente superior al azúcar. El regaliz también puede agregar dulzor y sabor a una bebida pero en menor medida.



Dicho todo esto aquí podemos encontrar muchas alternativas de edulcorantes naturales que según su perfil pueden acercarse a diferentes tipos de cócteles.

https://neodrinks.com/cocteles-sin-azucar-anadido/


.Alimentación:factores determinantes.

La alimentación: factores determinantes en su elección

Gladys Dip
gdip@fca.uncu.edu.ar
La alimentación es un acto voluntario: podés elegir, preparar e ingerir los alimentos según puedas o quieras.
El principal factor impulsor de la alimentación es, obviamente, el hambre, pero lo que decidimos comer no está determinado únicamente por las necesidades fisiológicas o nutricionales. Otros factores que influyen en la elección de los alimentos son:
• Determinantes biológicos como el hambre, el apetito y el sentido del gusto.
• Determinantes económicos como el costo, los ingresos y la disponibilidad en el mercado.
• Determinantes físicos como el acceso, la educación, las capacidades personales (por ejemplo, para cocinar) y el tiempo disponible.


• Determinantes sociales como la cultura, la familia, los compañeros de trabajo y los patrones de alimentación.
• Determinantes psicológicos como el estado de ánimo, el estrés y la culpa.

Determinantes biológicos de la elección de alimentos

El hambre y la saciedad
Nuestras necesidades fisiológicas constituyen los determinantes básicos de la elección de alimentos. Los seres humanos necesitan energía y nutrientes para sobrevivir y responden a las sensaciones de hambre y de saciedad (satisfacción del apetito, estado de ausencia de hambre entre dos ocasiones de ingesta). En el control del equilibrio entre hambre, estimulación del apetito e ingesta de alimentos participa el sistema nervioso central.
El volumen de alimento o el tamaño de las raciones consumidos pueden constituir una señal de saciedad importante. Muchas personas no son conscientes de qué tamaño deben tener las raciones para considerarse adecuadas y por eso ingieren un exceso de energía sin darse cuenta.

Palatabilidad
La palatabilidad es proporcional al placer que una persona experimenta cuando ingiere un alimento concreto. Depende de las propiedades sensoriales del alimento, tales como sabor, aroma, textura y aspecto. Los alimentos dulces y ricos en grasas tienen un innegable atractivo sensorial. En tal sentido, no sorprende que se consuman los alimentos como fuente de nutrición ya que también se consumen por el placer que aportan. A medida que aumenta la palatabilidad se produce un aumento de la ingesta de alimentos.

Aspectos sensoriales
El "sabor" es uno de los factores que más influye en la conducta alimentaria. En realidad, el "sabor" es la suma de toda la estimulación sensorial que se produce al ingerir un alimento. En dicha estimulación sensorial está englobado no solo el sabor en sí, sino también el aroma, el aspecto y la textura de los alimentos. Se cree que estos aspectos sensoriales intervienen, particularmente, en las elecciones espontáneas de alimentos.
Elección alimentos 1Desde una edad temprana, el sabor y la familiarización con los alimentos influyen en la actitud que tenemos hacia estos últimos. Se consideran inclinaciones humanas innatas el gusto por lo dulce y el rechazo de lo amargo, que están presentes desde el nacimiento.

Determinantes económicos y físicos de la elección de alimentos
Costo y accesibilidad
El costo de los alimentos es uno de los principales factores que determina la elección de estos. Se ha observado que los grupos de población con ingresos bajos muestran una mayor tendencia a seguir una alimentación no equilibrada e ingieren pocas frutas y verduras. No obstante, el hecho de disponer de mayores cantidades de dinero no se traduce en una alimentación de mayor calidad, aunque la variedad de alimentos debería aumentar. La accesibilidad a los centros comerciales es otro factor físico importante que influye en la elección de alimentos, y depende de recursos tales como el transporte y la ubicación geográfica. Cuando están disponibles dentro de pueblos y ciudades, los alimentos saludables tienden a ser más caros que en los supermercados.

Determinantes físicos como el acceso, la educación, las capacidades personales
Educación y conocimientos
El nivel de educación puede influir en la conducta alimentaria durante la edad adulta. Es conveniente que se realice desde temprana edad una correcta educación nutricional comenzando en el hogar y siguiendo en las escuelas. Es necesario que existan políticas de Estado para fomentar esta tarea educativa ya que la niñez es la edad óptima para formar hábitos adecuados en la elección alimentaria. Es importante contraer el compromiso de transmitir mensajes exactos y coherentes a través de los diversos canales de comunicación, en el etiquetado de los alimentos y, por supuesto, mediante los profesionales del ámbito de la salud.

Determinantes sociales de la elección de alimentos
Influencia de la pertenencia a una clase social u otra
Existen diferencias entre las distintas clases sociales en relación con los alimentos y con la ingesta de nutrientes. Una alimentación deficiente puede provocar tanto una nutrición insuficiente (deficiencia de micronutrientes) como un exceso de alimentación (consumo excesivo de energía que ocasiona sobrepeso y obesidad); se trata de problemas a los que se enfrentan diferentes sectores de la sociedad. Los sectores de clases sociales altas tienen un cuidado especial por el cuerpo, con un control exhaustivo de la dieta y la frecuencia al gimnasio. Por otro lado, la clase social baja no controla tanto la calidad alimentaria sino que se preocupa fundamentalmente por saciar el hambre, con el acto mismo de ingerir algún alimento.

Influencias culturales
Las influencias culturales conducen a diferencias en el consumo habitual de determinados alimentos y en las costumbres de preparación de los mismos; en ciertos casos pueden conducir a restricciones tales como la exclusión de la carne y de la leche de la alimentación. Sin embargo, es posible cambiar las influencias culturales: cuando un individuo pasa a vivir en otro país, suele adoptar los hábitos alimentarios concretos de la cultura local de ese país.
El entorno social
Aunque la mayoría de los alimentos se ingieren en casa, cada vez hay una mayor proporción de alimentos que se consumen fuera de casa; por ejemplo: en los colegios, en el trabajo y en restaurantes. El lugar en el que se ingiere la comida puede afectar la elección de alimentos, ya que hay que limitarse a las opciones que se ofrecen en dichos lugares. Por desgracia, en muchos entornos de trabajo y escolares, el acceso a opciones alimenticias saludables es escaso.

Determinantes psicológicos
Estrés
El estrés (la tensión psicológica) es una característica frecuente de la vida moderna y puede modificar las conductas que afectan la salud, como el ejercicio físico, el consumo de tabaco o la elección de alimentos.
El efecto del estrés sobre la elección y la ingesta de alimentos depende de cada individuo, del factor o factores estresantes y de las circunstancias. En general, cuando se ven sometidas a estrés algunas personas comen más de lo normal, y otras menos de lo normal. Numerosos estudios demuestran que si el estrés laboral es prolongado o frecuente, pueden aparecer cambios adversos en cuanto a la alimentación, incrementándose la posibilidad de aumento de peso y, en consecuencia, el riesgo cardiovascular.

Elección alimentos 
Estado de ánimo
Hipócrates fue el primero en sugerir que los alimentos pueden tener poder curativo; sin embargo, no fue hasta la Edad Media cuando se consideró que los alimentos podían constituir una herramienta para modificar el temperamento y el estado de ánimo. En la actualidad se reconoce que los alimentos tienen influencia sobre nuestro estado de ánimo y que el estado de ánimo ejerce una gran influencia sobre la elección de alimentos. El estado de ánimo y el estrés pueden afectar la conducta -en cuanto a la elección de alimentos- y, posiblemente, las respuestas a corto y largo plazo a las intervenciones de tipo alimentario.


En conclusión, todos los determinantes relacionados con la elección de alimentos son relevantes y forman parte de una amplia gama de factores que influyen en las decisiones de lo que se come, en qué momento y en qué cantidad. Las estrategias que fomentan un cambio alimentario favorable no solo deben tener en cuenta la salud física, sino también la respuesta sensorial hedónica y toda una serie de variables referidas en este artículo.

Te invitamos a tomar conciencia de que somos un ingrediente emocional de nuestras comidas

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